Noticias como la aprobación de la Reforma Tributaria que nos aumenta el IVA a 19% entre otras medidas, un Presidente loco que con sus acciones pone en peligro la estabilidad mundial, el horrendo crimen perpetrado por un tipo "super play" contra una inocente niña de siete años, un extremista que con un camión se lanza contra las familias que paseaban en un mercado de Navidad en Berlín, llenaron mi alma de una especie de pesadez emocional, el corazón arrugado de tristeza y preocupación por el futuro de la humanidad y mi cabeza llena de preguntas intentando encontrar una explicación a todo esto que parece patas arriba.
Madre de hijo adolescente en su último año de colegio, decidí hacer un esfuerzo por "alegrar" el ambiente con algo más que un regalo costoso. Llené nuestro hogar de luces, de decoraciones navideñas y de villancicos ante la alzada de ojos de mi hijo tildándome de exagerada. Adicionalmente, se me ocurrió la brillante idea de proponerle a Santiago que escogiéramos una serie en Netflix con cero violencia, cero agresividad, cero drama. Encontré el programa " The Good Witch". Al finalizar el primer capítulo, mi adolescente me miró con esa mirada de "mi mamá se enloqueció". Efectivamente, es una serie donde no hay personajes "malos", simplemente seres humanos con dilemas y miedos que hacen lo mejor que pueden, y en donde por arte de magia, en un ambiente de solidaridad y sentido de comunidad, los problemas se resuelven y los personajes encuentran finalmente el camino. Una mirada vale más que mil palabras, así que, resignada, renuncié a mi idea y decidí más bien dedicarme a una tarea manual que me hiciera entrar en el trance de la concentración y el olvido de todos los problemas: hacer galletas de navidad.
Cual no sería mi sorpresa cuando Santiago me dijo al día siguiente: "Necesito una dosis de Good Witch, de galletas de navidad, de villancicos". El muchacho, con sus exámenes, los dilemas de la edad, el cansancio estaba pidiendo a gritos un cambio de canal. Permitirse sentir la magia de la Navidad no tiene nada de brujería, es simplemente dejarse contagiar por la inocencia, la bondad, el amor y la íntima convicción de que todo es posible si así lo creemos.
Ése es pues mi deseo de Navidad para todos ustedes.