Desde el año pasado he comenzado a tener varias "sincronicidades" con Alemania.
Todo comenzó desde que Santiago entró en la clase Alemán Europeo. En 6° les dan varias opciones, teatro, español, italiano, chino, inglés, alemán normal y alemán europeo y a pesar de tener prácticamente la misma intensidad horaria de clases de alemán y de inglés, al escoger alemán europeo, se tienen además dos horas adicionales de "cultura alemana". Recibimos muchos comentarios como " para qué alemán? mejor escoja español, es más fácil", o " intensifique inglés, el alemán no sirve para nada, todos los alemanes hablan inglés" o " yo di cuatro años de alemán y nunca pude aprenderlo realmente porque es un idioma duro y muy difícil, va a implicar mucho trabajo adicional... los niños ya tienen de por sí unos horarios pesados, para qué agregarles más? " etc, etc., cuando los profesores presentaron su materia, en 5°, ambos quedamos encantados con la profesora de alemán. Descubrimos a alguien que estaba ansiosa de mostrarnos su cultura. A pesar de que sus mejores amigos no iban para esa clase, la intuición ganó la partida. Otro de esos momentos en que a pesar del susto, a pesar de preguntarme " cómo carajo voy a poder ayudarlo si lo único que se decir en alemán es kindergarden, volkswagen y heineken? ", sentimos mariposas en el estómago. Ahí comprendí que habíamos tomado la buena decisión. Santiago me hablaba del alemán con entusiasmo. Eso era lo más importante para Fer y para mí. Hablamos del asunto y finalmente mandamos para el carajo los "consejos razonables" y nos lanzamos en picada y de cabeza a apoyarlo en esta nueva aventura.
Esta aventura nos ha llevado a Freiburg , hospedado junto con dos compañeros durante una semana en una casa en el campo de una pareja de alemanes , a recibir a Nerzihua Kone( estudiante alemán de papá de Costa de Marfil y mamá alemana) a pasar unos días con nosotros y luego él y sus padres hospedar a Santiago una semana en su apartamento en Berlín. Sigo hablando de "nosotros", porque yo también conocí Alemania. Comprobé una vez más que sí se puede conocer algo a través de los ojos de otra persona. Y comencé a admirar a todos los alemanes que reconstruyeron sus vidas, durante tanto tiempo truncadas por un muro. Han dejado partes del muro y el monumento al holocausto judío es enorme e impactante, por qué?
Para continuar con mi historia de las sincronicidades, debo dar un salto al pasado, luego entenderán el por qué y el por qué del título de esta historia.. Ya les había comentado que en mi viaje a Philadelphia conocí a una antropóloga con zapatos fucsia. La mayor parte del tiempo habló con Santiago ya que yo sólo serví de traductora. En un momento dado, el viaje de Santiago a Berlín salió a relucir en la conversación y el rostro de la señora cambió. No sabía que era judía, ni siquiera sabía su nombre! en estricto sentido no dije nada malo y ella se sintió con la confianza suficiente de no cerrarse al tema y más bien confesarnos que su abuelo había estado en un campo de concentración. Que ella no podía oír la palabra "Alemania" sin que se le encogiera el corazón. No se por qué, pero hablando con ella entendí la verdadera lección de lo que Santiago me había contado de su viaje. Los pedazos del Muro que los alemanes han dejado, con grafitis y chicles, el monumento a los judíos, tiene una razón más elevada que comprendí mejor ayer, con " La Voleuse de Livres".
El título en inglés es "the book thief", pero esta vez me gustó más como sonaba en francés, "la voleuse de livres" ( " la ladrona de libros" en español). Es el título de una película que fui a ver el fin de semana. No quiero contarles el final pero sí quiero contarles lo que me inspiró. Llena de contrastes y de contradicciones como la vida misma. La muerte está presente en cada escena y sin embargo el film es un himno a la vida. El libro que le dió origen fue inicialmente dedicado a la literatura juvenil y sin embargo, no creo que haya un adulto que haya leído el libro o visto el film que pueda decir que el tema no le haya tocado el corazón y le haya hecho reflexionar. No es una comedia romántica, y sin embargo el corazón se me encogía en cada escena tanto el amor estaba presente. El contexto, la Segunda Guerra Mundial en un pueblo cerca de Munich en Alemania. El escritor, australiano. El director, americano. Actores, canadienses e ingleses. Hay muchas razones para llorar en cada escena y sin embargo, cuando se encendieron las luces, indicando que la película había terminado, no hubo una sola persona que se levantara de su silla. La pantalla en negro sólo mostraba listas de nombres pero la música seguía sonando. Después de todo lo que vimos, no había verdaderamente ninguna necesidad de salir corriendo. Fue un instante mágico, cinco minutos de silencio, esperando tal vez que nuestro corazón retomara su ritmo normal, o más bien saboreando y disfrutando del simple placer de sentirlo latir.
Liesel, la protagonista, utiliza las palabras y los libros para mostrar la vida, desafiar a la muerte y mostrarle que nuestra humanidad es más fuerte que ella. Es esa humanidad la que nos permite levantarnos de las cenizas, la que nos permite cumplir con una promesa, la que nos permite rebelarnos ante las injusticias, la que nos permite ver la bondad en las personas a pesar de sus palabras duras, la que nos permite seguir sonriendo a pesar de la adversidad, la que nos permite conservar el corazón puro y la bondad intacta, la que nos permite perdonar pero sobre todo perdonarnos, no para olvidar, sino para recordar las lecciones aprendidas y no volver a cometer los mismos errores. Eso significan los pedazos de muro que aún subsisten en Berlín, eso significan los monumentos que hacemos a nuestros muertos. Eso es lo que necesitamos aprender, la antropóloga judía y tantos otros millones de víctimas de guerras.
Perdonar, perdonarnos y no olvidar. La muerte no tiene ningún poder cuando el amor se interpone.
Les adjunto el trailer de la película.